Pasar al contenido principal

Conoce mejor a la alcaldesa

Anuncio oficial de la Conferencia de la UNESCO sobre Educación Superior 2022

  • Ciudad

  • Derechos humanos

Discurso del día 29/11/2021

"El conocimiento necesita valores para que el sueño de la razón no cree monstruos, sino progreso. Hay que poner el conocimiento al servicio del bienestar, especialmente de quienes más lo necesitan, al servicio de la lucha por la equidad y la sostenibilidad."

 

 

En primer lugar querría agradecer, en nombre de la ciudad, que hayáis escogido Barcelona como sede de la World High Education Conference del 2022, especialmente porque sabemos que somos la primera ciudad que habéis escogido para reuniros fuera de París, donde se encuentra la sede de la Unesco. Bienvenidos y bienvenidas.

Pensamos que no es una elección casual y que demuestra nuestra proyección como ciudad referente en educación superior, ciencia, cultura y conocimiento.

Y no siempre ha sido así. Si os fijáis, veréis que hay una parada que se llama Universitat, en el centro histórico, donde está la universidad más antigua de la ciudad, con un edificio muy noble. Y otra parada que se llama Zona Universitària, y que está en la periferia, en el umbral de otras ciudades.

Eso es así porque durante muchos años solo unos pocos podían ir a la universidad. Y porque durante la dictadura se alejó a los estudiantes del centro, porque se sabía que eran una semilla de cambio, de libertad de pensamiento, de desafío a lo establecido, de democracia.

Y por eso el fascismo quiso alejar los estudios superiores de la gente, poniéndolos en la periferia o incluso fuera de Barcelona, con la creación de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Cuatro décadas después, la realidad es totalmente la contraria. Estas universidades continúan activas y bien conectadas, hemos ampliado la presencia de campus y facultades en todos los distritos de la ciudad y hemos promovido el conocimiento, la ciencia y la investigación.

Y con los años, Barcelona ha pasado de ser una ciudad con universidades a una ciudad universitaria, de investigación y de creación de conocimiento.

Actualmente:

  • Las universidades de Barcelona acogen a 230.000 estudiantes.

  • Cuatro centros universitarios de Barcelona están entre los 15 mejores del Estado.

  • Somos la cuarta ciudad en publicaciones de investigación en la Unión Europea.

  • Dos escuelas de negocios están en el top 20 mundial.

  • Barcelona es el segundo destino mundial más atractivo en cuanto a centros de investigación científica, según el Global Cities Investment Monitor 2021.



 

1) Ciencia y humanidades

Nos sentimos muy orgullosos de este balance y no solo por una cuestión de ventaja competitiva. Nos interesa porque la ciencia y el conocimiento nos ayudan a vivir mejor, son motores de progreso humano.

Ninguno de los retos globales se puede resolver sin una intervención clara y contundente de la comunidad científica. Y a la vez, la investigación y la ciencia solas no son suficientes. Es imprescindible que se basen en unos principios y valores sólidos de compromiso social, de cohesión, justicia, solidaridad y sostenibilidad y que se utilicen para estos fines.

Dos ejemplos evidentes y de actualidad son la pandemia y el cambio climático.

El desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 ha sido uno de esfuerzo científico sin precedentes que nos está permitiendo, poco a poco, recuperar la normalidad. Un hito de la humanidad que demuestra de lo que somos capaces cuando tenemos claras las prioridades esenciales.

Pero a la vez, si las vacunas no llegan a todo el mundo, estaremos fallando estrepitosamente como humanidad.

De manera similar, con respecto al cambio climático, la ciencia ha evidenciado de manera reiterada su existencia, producto de un modelo económico que explota salvajemente a las personas y al planeta, con efectos cada vez más acelerados. Pero a pesar de los esfuerzos de la comunidad científica, sin una apuesta decidida de los estados y unas medidas concretas y decididas, no hay nada que hacer.

En definitiva, el conocimiento necesita valores para que el sueño de la razón no cree monstruos, sino progreso. Hay que poner el conocimiento al servicio del bienestar, especialmente de quienes más lo necesitan, al servicio de la lucha por la equidad y la sostenibilidad.

En segundo lugar, si hablamos de educación superior, no podemos olvidarnos de todo el conocimiento, en sus múltiples facetas y disciplinas: necesitamos una mayor comprensión del conocimiento social, humanístico y artístico, igualmente imprescindible. Y por eso no queremos ni podemos disociar la ciencia de las humanidades; un error que empobrece la ciencia, empobrece las humanidades y empobrece la aportación al progreso humano. Y aprovecho la ocasión para reclamar que no se reduzcan las horas de filosofía en la educación secundaria.

Y en tercer lugar, nos hace falta conocimiento tanto como pensamiento y filosofía. A menudo se identifican, pero no son lo mismo. Necesitamos vincular el conocimiento al pensamiento crítico, basado en evidencias, para combatir los intentos de manipulación, las falsas creencias y fake news que alimentan la polarización y las posiciones antidemocráticas.

En este sentido, quiero resaltar la Bienal de pensamiento, que hemos impulsado en Barcelona y que ya ha celebrado dos ediciones, para hablar de ciudad, de democracia y de tecnología, así como la Bienal Ciudad y Ciencia, para incorporar la ciencia a la mejora de nuestro bienestar y debatir cómo afrontar los retos que tenemos.

 

2) Educación superior, igualdad y equidad

Y sin duda, si hablamos de educación superior, investigación y valores, una cuestión absolutamente clave es la equidad y la igualdad en el acceso a esta educación.

Es necesario que al conocimiento y a la educación superior pueda acceder todo el mundo, no solo aquellas personas que se lo pueden permitir. Desgraciadamente, estamos lejos de conseguir este objetivo.

Por eso son tan importantes medidas de reducción de las tasas universitarias, de aumento de las becas y de igualación de oportunidades en el acceso a la educación superior como las que está impulsando el ministro de Universidades, Manuel Castells, a quien aprovecho para saludar afectuosamente y a quien agradezco su tarea.

Y este es un compromiso propio también de la ciudad de Barcelona. Hace pocos días pude felicitar personalmente a la primera promoción de jóvenes graduados del Programa Prometeus: Un proyecto que elimina barreras económicas, pero también culturales y sociales, para que los jóvenes de los barrios más vulnerables de la ciudad accedan a la universidad.

Los felicité mucho y les dije que el Programa Prometeus no es una ventaja, es más bien la compensación de una desventaja. Estas chicas y estos chicos no lo han tenido más fácil que otros, al contrario. Pero podemos evitar que lo tengan más difícil corrigiendo las injusticias.

Porque todas sabemos que no es igual de fácil ni accesible llegar a la universidad para una familia humilde, trabajadora, que para una familia acomodada. Algunos datos de la misma Barcelona:

  • Solo el 10,6 % de universitarios provienen de una familia de clase trabajadora, frente al 54,7 % de los alumnos que son de clase alta y el 34,7 % de clase media.

  • Los alumnos de familias más humildes tienen casi seis veces más probabilidades de repetir curso.

Y no solo existe una barrera de clase social, también hay una barrera muy clara de género:

  • En el año 2018 el porcentaje en las universidades catalanas era casi paritario: de un 45 % de mujeres y un 55 % de hombres. Pero, en cambio, en la categoría de catedrático/a de universidad, había un 78 % de hombres y un 22 % de mujeres.

  • Asimismo, y según los datos de la misma Unesco, en la actualidad, menos del 30 % de los investigadores de todo el mundo son mujeres.

 

La educación superior tiene que recompensar el esfuerzo realizado, pero se desarrolla en un mundo desigual que tiene muy mal establecido el equilibrio entre esfuerzo y recompensa.

Porque desgraciadamente, para mucha gente —millones de personas en el mundo—, estudiar es todavía un objetivo inalcanzable, incluso a los niveles más básicos. Más todavía en niveles superiores. Más todavía si eres mujer. Más todavía si vienes de un país sin derechos básicos garantizados o estado del bienestar.

Desgraciadamente, la afirmación “si quieres, puedes” es una falacia para una mayoría de la población. Porque no hay meritocracia sin equidad e igualdad. Una sociedad más equitativa e igualitaria es también una sociedad que aprovecha más todo su capital humano. Y así todos y todas salimos ganando.

Y nuestra responsabilidad como gobernantes, y de todas las organizaciones implicadas en el ámbito de la educación y el conocimiento, es trabajar para reducir estas desigualdades y para facilitar así que todo el mundo pueda estudiar si quiere. Y que pueda hacerlo a lo largo de toda la vida.

Espero que vuestra tarea en esta tercera conferencia mundial sea muy provechosa y que podáis profundizar en estos y otros retos primordiales para hacer de la educación superior una palanca de cambio social, de ampliación de derechos y de bienestar.

Así que muchas gracias, en nombre de la ciudad de Barcelona, por escogernos como una capital universitaria, cultural y científica, títulos que asumimos con mucho orgullo y responsabilidad.

Más discursos